Y viste cómo es esto, el lenguaje -parte de la cultura- está en movimiento constante. Siempre se están armando nuevas frases, dichos, máximas, como las quieran llamar.
Y si bien les digo que algunas me parecen buenas para ilustrar determinados conceptos, también les comento que con otras no estoy de acuerdo. Algunas veces, porque no expresan la universalidad que querrían. Y otras, porque son un cuento más grande que la Biblia.
Pero hay una en particular que considero una de las más falaces de todas, en especial por la banalidad con que se la usa. Una frase que -no sé bien por qué- estoy leyendo bastante este último tiempo.
La frasecita en cuestión es esta:
Si no tienes enemigos ni detractores, es que algo estás haciendo mal.
O su otra versión, que en realidad dice lo mismo pero con el opuesto: si tienes enemigos, quiere decir que estás haciendo las cosas bien.
Qué idiotez mayúscula, déjenme que les diga. ¿O sea que, para medir cuán bien alguien hace las cosas, nos tenemos que fijar en si hay gente que odia a ese alguien?
Bueno, para empezar, yo tengo un par de ejemplos que contradicen flagrantemente esa teoría.
El Negro Olmedo. No conozco persona en el mundo que haya hablado o hable mal de Olmedo. Al contrario, todo lo que se dice de él, lo pinta como un tipazo. Y no me van a decir que el Negro hacía las cosas mal...
Juan Alberto Badía. Otro adorado por todos. No vas a encontrar una sola persona que le tire barro, y sin embargo, el tipo fue un grande en lo suyo.
Roberto Fontanarrosa. Otro genio, que hizo las cosas más que bien. Y otra persona de la que nadie habla mal.
Vale aclarar que de estas tres personas se hablaba bien cuando estaban vivos. Vieron que está eso de que un chango se muere e instantáneamente pasa a ser un tipazo, así por obra y gracia de la muerte que a todos abuena (?). Pero en estos casos, las palabras hacia ellos fueron buenas genuinamente desde siempre.
Pero saquemos a un lado los ejemplos y centrémonos en la idea en sí.
Estoy de acuerdo en que hay ocupaciones/profesiones/trabajos, acciones, hechos, opiniones que son propensos a generar discordia. Es cierto que -ponele- un político gobernante va a tomar ciertas medidas de acuerdo a su ideología, y es altamente improbable que esas medidas le caigan bien a todos, por una cuestión lógica de intereses de ciertas partes que entran en conflicto.
Si cuando hay un gobierno o un gobernante que hace bien las cosas, en beneficio de su pueblo, para bien de las mayorías, si cuando pasa eso alguien se convierte en su "enemigo", ese alguien es un HDP. Y si un HDP es tu enemigo, pues genial, porque ahí sí quiere decir que estás haciendo bien las cosas.
¿Pero trasladar eso a todos los órdenes de la vida? No lo creo.
Si sos un racista de mierda, y te ganás enemigos por eso, no vas a ser un buen tipo sólo porque "tenés detractores". Seguís siendo un racista y, por ende, una porquería de persona.
Si sos un defensor de genocidas (cualquiera sea) y encontrás que hay gente que no te quiere, no vas a ser un ciudadano modelo por el simple hecho de que alguien te dijo "mala gente", vas a seguir siendo una basura.
Si sos un gil que, porque te tragaste la frase entera y sin anestesia, te la pasás queriendo "generar controversia", por más enemigos que tengas vas a seguir siendo un gil. No vas a ser un iluminado.
El tener "enemigos" o "detractores" no quiere necesariamente decir algo bueno. Así como generalidad, digo. Hay veces que cierta gente tiene enemigos por los cuatro costados, y eso no significa que esa gente esté haciendo las cosas de manera correcta. Si así fuera, videla, Hitler, Charles Manson y no sé cuántos más habrían hecho las cosas excelentemente bien. Y, convengamos, ninguno de esos ejemplos es el caso.
Tener "enemigos" sólo indica que lo que hacés o decís le jode a alguien, a una o más personas.
De ahí a que ese alguien -y no vos- sea el equivocado, hay un largo trecho.
De ahí a que ese alguien -y no vos- sea el equivocado, hay un largo trecho.