sábado, 21 de julio de 2012

Si tenés enemigos... ¿estás haciendo las cosas bien?

Dichos, frases, conceptos... tenemos miles. Desde "una golondrina no hace verano" hasta "todos los negros juegan bien al basket". Palabras y generalizaciones de la sabiduría popular que repetimos a veces hasta el cansancio.
Y viste cómo es esto, el lenguaje -parte de la cultura- está en movimiento constante. Siempre se están armando nuevas frases, dichos, máximas, como las quieran llamar.
Y si bien les digo que algunas me parecen buenas para ilustrar determinados conceptos, también les comento que con otras no estoy de acuerdo. Algunas veces, porque no expresan la universalidad que querrían. Y otras, porque son un cuento más grande que la Biblia.
Pero hay una en particular que considero una de las más falaces de todas, en especial por la banalidad con que se la usa. Una frase que -no sé bien por qué- estoy leyendo bastante este último tiempo.
La frasecita en cuestión es esta:



Si no tienes enemigos ni detractores, es que algo estás haciendo mal.
O su otra versión, que en realidad dice lo mismo pero con el opuesto: si tienes enemigos, quiere decir que estás haciendo las cosas bien.
Qué idiotez mayúscula, déjenme que les diga. ¿O sea que, para medir cuán bien alguien hace las cosas, nos tenemos que fijar en si hay gente que odia a ese alguien?
Bueno, para empezar, yo tengo un par de ejemplos que contradicen flagrantemente esa teoría.
El Negro Olmedo. No conozco persona en el mundo que haya hablado o hable mal de Olmedo. Al contrario, todo lo que se dice de él, lo pinta como un tipazo. Y no me van a decir que el Negro hacía las cosas mal...
Juan Alberto Badía. Otro adorado por todos. No vas a encontrar una sola persona que le tire barro, y sin embargo, el tipo fue un grande en lo suyo.
Roberto Fontanarrosa. Otro genio, que hizo las cosas más que bien. Y otra persona de la que nadie habla mal.
Vale aclarar que de estas tres personas se hablaba bien cuando estaban vivos. Vieron que está eso de que un chango se muere e instantáneamente pasa a ser un tipazo, así por obra y gracia de la muerte que a todos abuena (?). Pero en estos casos, las palabras hacia ellos fueron buenas genuinamente desde siempre.

Pero saquemos a un lado los ejemplos y centrémonos en la idea en sí.
Estoy de acuerdo en que hay ocupaciones/profesiones/trabajos, acciones, hechos, opiniones que son propensos a generar discordia. Es cierto que -ponele- un político gobernante va a tomar ciertas medidas de acuerdo a su ideología, y es altamente improbable que esas medidas le caigan bien a todos, por una cuestión lógica de intereses de ciertas partes que entran en conflicto.
Si cuando hay un gobierno o un gobernante que hace bien las cosas, en beneficio de su pueblo, para bien de las mayorías, si cuando pasa eso alguien se convierte en su "enemigo", ese alguien es un HDP. Y si un HDP es tu enemigo, pues genial, porque ahí sí quiere decir que estás haciendo bien las cosas.
¿Pero trasladar eso a todos los órdenes de la vida? No lo creo.
Si sos un racista de mierda, y te ganás enemigos por eso, no vas a ser un buen tipo sólo porque "tenés detractores". Seguís siendo un racista y, por ende, una porquería de persona.
Si sos un defensor de genocidas (cualquiera sea) y encontrás que hay gente que no te quiere, no vas a ser un ciudadano modelo por el simple hecho de que alguien te dijo "mala gente", vas a seguir siendo una basura.
Si sos un gil que, porque te tragaste la frase entera y sin anestesia, te la pasás queriendo "generar controversia", por más enemigos que tengas vas a seguir siendo un gil. No vas a ser un iluminado.

El tener "enemigos" o "detractores" no quiere necesariamente decir algo bueno. Así como generalidad, digo. Hay veces que cierta gente tiene enemigos por los cuatro costados, y eso no significa que esa gente esté haciendo las cosas de manera correcta. Si así fuera, videla, Hitler, Charles Manson y no sé cuántos más habrían hecho las cosas excelentemente bien. Y, convengamos, ninguno de esos ejemplos es el caso.
Tener "enemigos" sólo indica que lo que hacés o decís le jode a alguien, a una o más personas.
De ahí a que ese alguien -y no vos- sea el equivocado, hay un largo trecho.

viernes, 20 de julio de 2012

Tuqui, el bonapartista ateniense burócrata aventurerista... (?)


Aventurerismo
Ateniense
Burócrata
Bonapartista

Palabras que te dicen los troskos. Siempre que encuentres una palabra que te suene torcida, rara, al pedo, esa te la dijo un trosko, no lo dudes.
"Ateniense" (ponele) te dice un buen trosko, así de la nada. Y esa cosa que te acaba de decir resulta que para él es una palabra re común, viste.
Resulta que todos esos (y más) son términos muy usados entre los amigos troskos de Argentina. Gente rara si las hay, che.
Te lanzan un "eh vos, bonapartista", por ejemplo. Como si te dijeran "eh vos, rockero".
No sé bien qué onda. Y en cierta medida está bien que así sea. Digo, quién quiere realmente saber palabras que no sirven para nada. Después de todo, son cosas que usan sólo ellos, los cuatro pelotudos que conforman el troskismo (lo de cuatro es descriptivo, lo de pelotudos...).
Entre troskos no hay cornadas, para un dicho trosko no hay nada mejor que otro dicho trosko... esto es: ente ellos se entienden.
El tema es que, por alguna extraña razón que escapa a cualquier lógica, creen que el mundo todo los entiende... pero no, no es así. Aunque ellos crean tener la verdad revelada de la vida, lo cierto es que el mundo los mira casi con cara de asombro.
Encima, los 4 partidos que siempre se dividen en 5, dicen vocablos similares, y sueñan con que alguien -ALGUIEN, aunque sea- afuera de su círculo-secta entienda de qué putas están hablando.
Pero no. Nadie entiende y todos los miran con cara de WTF.
Quizás sea por eso que sacan el 2% en cada elección en la que se presentan. Porque no los entienden. A pesar que ellos son y traen la verdad para el movimiento obrero, para la clase trabajadora. Estaría bueno preguntarse por qué la clase trabajadora no les da ni cinco de pelotas, no?
Será que nadie los entiende porque, en realidad, no representan a nadie.
Pero bueno, no nos desviemos del tema en sí.
El tema en sí es que hay personas y personajes que parecieran hablar en clave.

Hablen normal, NOR-MAL, y van a ver como el mundo les responde.
Ojo, les puede responder un "andá a cagar" grande como una casa.
Pero por lo menos, van a saber que es una respuesta lógica a un planteo lógico.

Hablen en castellano, salames, esto es.

miércoles, 11 de julio de 2012

Lo que no gusta, se abandona

Qué pensamiento feo tiene alguna gente con respecto a algunas cosas.
Estaba leyendo hace un rato una noticia: la misma hablaba sobre un conflicto que está ocurriendo en el Colegio Carlos Pellegrini y en el Nacional Buenos Aires, en los cuales, un grupo de alumnos decidió tomar dichos establecimientos. Lo que piden los chicos es un buffet y una fotocopiadora, y reclaman que el bar sea financiado enteramente con presupuesto de la UBA.
Acá pueden leer la noticia con más detenimiento:
Toma del Pellegrini

El reclamo les puede parecer justo o no, pueden pensar que la medida está bien o es exagerada, lo que sea. Ese es otro tema que no es el que quiero abordar en esta publicación.
Lo que me llamó la atención fueron un par de comentarios referidos a la nota.
Los comentarios son los siguientes:
Si no te gusta como se administra el colegio, tenes la puerta de salida habilitada.
Aprendiendo desde chicos a paralizar las instituciones.
Había más comentarios de ese tipo, no los voy a poner a todos porque -lamentablemente- me queda un artículo de 2 Km de largo... mínimo.

Pero eso fue lo que me llevó a pensar la frase que inaugura este escrito, aunque en honor a la verdad, lo primero que pensé fue más bien "qué pensamiento choto que tienen estos tipos de la vida".

O sea que -para empezar- un reclamo en una institución no es más que una mera ley de oferta-demanda: si no te gusta lo que te ofrecen, andate. Buscá una oferta que te guste más. Como si una lucha (por pequeña que te parezca, por injusta que te suene) se redujera a un mero "elegir entre productos".
¿Qué es esto de "si no estás conforme con algo, tomátelas"? Ese pensamiento de "si algo se te hace injusto, abandonalo y buscá otro hueco en donde te sientas mejor".
Una lucha, un reclamo, no es equiparable a irte al kiosco de la otra cuadra porque en este te cobran más caro el alfajor. Qué pensamiento mercantilista, qué idea chata y atroz de creer que los reclamos son innecesarios porque "el mercado se regula solo". La educación -y todo lo que entre en ella- no es ni debe ser jamás "un mercado", no estamos hablando de un alfajor.
Qué decir de otra arista que tiene ese concepto. "Si no te gusta, andate" me suena tan parecido a "si sos un sucio comunista, andate a Cuba" que me da cosa.
(Así como al pasar... a todos aquellos que rajan tan fácilmente del país a la gente, les cabría un sendo "si sos un sorete conserva, andate a EEUU". Digo, por qué no).
Pero volvamos a la idea. El decir "si no te cabe la que hay, andate" es más o menos como decir lo que comenté más arriba.
Cuando uno pelea conquistas no se va. A ningún lado se va. Porque lo que uno quiere es cambiar lo injusto por lo justo. Esa es la idea de cualquier protesta. Ya sea cortar una calle, realizar una manifestación, hacer un paro... o tomar un colegio. El fin es cambiar lo injusto por lo justo. Y cuando se trata de eso, lo que menos hay que hacer es abandonar e irse.
¿Qué habría hecho gente como Belgrano, por ejemplo, si hubiera reducido su vida a la "ley de oferta y demanda"? ¿O si hubiera pensado que las cosas no se pueden cambiar, que los destinos no se pueden torcer? El país estaba en manos de los españoles. "Si no te gusta que haya un Virrey, andate a otro país, cabeza".
Qué distinto habría sido todo, ¿no?

Está bien, quizás la comparación sea por demás exagerada. Pero la semilla es la misma.
Ninguna lucha es pequeña, en tanto el luchador esté a la altura de las circunstancias.
¿Qué ámbito de lucha le vas a pedir a un pibe de 14, 15, 16 años? La escuela es su lugar, el pedazo de mundo en el que pelea por lo que le parece justo. Es sólo lógico que sus protestas se centren en su escuela.

Lo cual me lleva directamente a la naturaleza del segundo comentario:
"Aprendiendo desde chicos a paralizar las instituciones".  Otro pensamiento choto.
Esta gente que comenta este tipo de cosas, tipo Feinman el malo... ¿piensan acaso que uno no es una persona antes de salir del colegio secundario? ¿Que uno no piensa, siente, acciona y pelea por lo que cree justo si es menor de edad?
La verdad creo que este tipo de gente piensa que los pibes tienen derechos, pero sólo los que los adultos les conceden. Y guay de reclamar un poco más, pendejo de mierda, eh?? Esperá a cumplir los 18, antes de eso callate la boca y obedecé.
La actividad ciudadana, la conciencia, el decir no a lo injusto, comienza mucho antes de la edad legal.
De hecho, si no tenemos ese pensamiento en la edad en que vamos a la escuela, probablemente no lo tengamos durante el resto de nuestra vida adulta.

Por todo eso y más, es que yo celebro la actitud de esos pibes. Más allá de si estoy de acuerdo o no con el reclamo puntual. Lo que me alegra no es si hay o no una fotocopiadora en el Pellegrini, lo que me alegra es saber que esos pendejos están luchando por torcer el destino, por transformar lo que a ellos les parece injusto en justo.
Y sepan que eso que están haciendo es ni más ni menos que militancia.
Sí, militancia.
No hace falta estar en un partido político o una orga para militar.
Y no hay nada de malo en esa palabra, aunque los dueños de la moral y las buenas costumbres (que frecuentemente son también los dueños de grandes empresas que detentan el poder) nos lo quieran hacer creer, para que no "hagamos quilombo" por nada.
Y entonces ellos hagan lo que quieran.
Como siempre lo han hecho.
Siempre, por supuesto, que todos nosotros se lo hemos permitido.

domingo, 8 de julio de 2012

ESTO es a lo que yo llamo "izquierda"

Yo siempre creí que simpatizaba con la izquierda. Y que, más allá de algunas diferencias, estaba bastante de acuerdo con ella y el ideario que sostiene.
Esto es: creía que estaba de acuerdo aunque no del todo. Si así fuera, integraría alguna de esas fracciones, que se dividen en innumerables partidos acá en Argentina.
Pero no, no integro nada de eso. No soy de izquierda per se, y en honor a la verdad nunca me consideré como tal.
Yo soy Peronista.
Pero lo que sí, es que siempre fui bastante afecto a pensamientos de izquierda, ese bastante que te hace sonreír cuando alguien te habla de "los zurdos".
Siempre los consideré "amigos", por decirlo de algún modo.
Boé... "siempre". La verdad es que ese "siempre" se vio truncado al conocer las ideas, pensamientos y acciones de algunos partidos autodenominados "de izquierda".
Y así pasé de mirar a "la izquierda" con simpatía, agrado, y hasta con una gran cuota de acuerdo, a mirarla de reojo. Y más que de reojo, a mirarla con desconfianza (mucha).

Y así transcurrió el tiempo, cada vez más desencantado, cada vez más desconfiado de esa izquierda que siempre me había parecido copada y ahora me resultaba incomprensible y al mismo tiempo inadmisible.

Pero hoy, un amigo comunista me hizo recuperar la fe en ella.
¿Y cómo fue que pasó esto?
Exactamente de esta manera
(Censuro... sí, "censuro" :P algunas referencias que no hacen al tema)






Seguimos hablando y y la verdad no tenía idea que era Comunista el amigo. Sabía que era de izquierda, pero no sabía que pertenecía a ese partido








Realmante muy buena la conversación con el amigo. Posta que me hizo volver a creer en que no toda la izquierda está tan desorientada, tan perdida como lo que estuve percibiendo desde hace un tiempo.
Relatos de un amigo comunista (si eso no izquierda, la izquiera dónde está. ¿no?).

Ah!!! Y la secuencia que acaban de leer no es "robada" ni publicada sin consentimiento. Anted de hacerlo, le pregunté si me lo permitía.



;)

Abrazos!!!

domingo, 1 de julio de 2012

Inflación: ese cuco tan temido

El otro día, leí por ahí esta pregunta:
¿Qué me dicen de nuestra inflación? ¿Por qué es buena? ¿Por qué es mala?

Creo que no se puede responder a la pregunta puntual de por qué la inflación es buena o mala.
No sin antes antes preguntarse otra cosa: ¿la inflación es buena o mala?
Después saldrá el por qué, que es una explicación a la primera pregunta.
Aviso de antemano que no soy economista, así que mi opinión es la de un completo amateur. Pero bueno, la digo igual.

En Argentina, cada vez que escuchamos la palabra "inflación" se nos paran hasta los pelos del culo.
¿Por qué es eso?
Yo creo que es por la experiencia que tuvimos a lo largo de las últimas décadas.
Sólo basta remontarse a mediados de los '80 y recordar los años de Alfonsín, en los que el índice inflacionario llegaba al 1500% anual.
Si, amigos, no estoy jodiendo. Mil quinientos, la cifra es correcta. Cualquiera que tenga más de 30-40 años, recordará lo que era ir al supermercado a la mañana y encontrar el azúcar a $1 (ponele), y volver a la tarde del mismo día y verla a $1,50.
Hiperinflación al palo. Esa fue una de las cosas que caracterizó al gobierno de don Raúl Alfonsín.
Después vino Menem (todos los huevos todos, todas las gomas todas), que fue el que "dolarizó" la economía, y pongo esa palabra entre comillas sólo porque no pasamos a tener el dólar como moneda oficial, nada más. Y bueno, pasó lo que todos sabemos, que tuvo como corolario la crisis de De La Rúa, quien no hizo más que seguir con las políticas menemistas de los '90 y así nos terminó de hundir. Fue sólo una cuestión de suerte y tiempo que el quilombo no le haya explotado al Turco.

Pero la cosa es que por haber vivido una hiperinflación feroz durante años, nos quedó lo que yo le llamo el reflejo de la vaca. La misma memoria emotiva, esa que hace que si te pateó una vaca, a partir de ese momento le tengas terror a todas las vacas que se te crucen en el camino.
Lo mismo nos pasó con la inflación.
Hoy vemos que algo -lo que sea- sube de precio y ya entramos en un espiral histérico de proporciones épicas.
Memoria emotiva, ya les digo.

Y en medio de esa memoria emotiva, vemos a algunos ciudadanos diciendo cosas como:
En el 2005 la leche estaba $2. Hoy, esa misma leche está $6.
Indignados, espantados, remontándose a las épocas de 1500% de inflación, para corrernos (o estando convencidos de eso) con el cuco inflacionario.
No tienen en cuenta, por supuesto, que los sueldos pasaron de $350 a $2.000 en este lapso de tiempo. Esa variable no la incluyen. Sólo contemplan la inflación de los precios, nunca la de los sueldos.

Pero volvamos al tema central.
¿Es la inflación buena o mala para un país?
Y la respuesta es:
Depende.
Si, mis queridos y queridas. Como casi todo en la vida, depende.
¿Y de qué depende? Bueno, de un par de cosas, las causas y consecuencias son múltiples.
Lo que les puedo decir al respecto (y siempre recordando que no soy economista) es:

1. Un país con 0% de inflación, es un país estancado, que no crece. Un país que está en cero en cuanto a su crecimiento y desarrollo.
2.  Un país con hiper inflación, significa que los ingresos de los trabajadores tienen cada vez menor valor con respecto al poder de consumo en un plazo extremadamente corto. Lo cual genera una disminución del mercado interno, ya que la gente deja de comprar cosas y por ende deja de invertir en el país, ya sea con sus compras diarias como con sus apuestas a futuro (créditos e inversiones).
3.  Un país con deflación (inflación negativa), es un país que entró en recesión. Y ya sabemos lo que recesión quiere decir y a lo que nos conduce: disminución del consumo, ajuste, despidos (masivos en casi todos los casos), baja de sueldos. "Enfriamiento de la economía", que le dicen.

Entoces:
Si no tenemos inflación, eso quiere decir que el país está estancado. Perjudicial para todos.
Si tenemos deflación, entramos en recesión. También perjudicial para todos
Si tenemos hiperinflación, el poder adquisitivo cae abruptamente. Una vez más, perjudicial para todos y todas.

La pregunta inicial -creo- comienza a responderse.
Tal pareciera que, si tanto la deflación como la hiperinflación son malas, lo mejor es un término medio: inflación, pero moderada. Eso significaría que el país crece, a la vez que sus habitantes no pierden poder adquisitivo. Como consecuencia, no cae el mercado interno y por lo tanto, el país crece. Y por ende, sus habitantes y su nivel de vida.


Respondiendo a la pregunta inicial
¿Qué me dicen de nuestra inflación? ¿Por qué es buena? ¿Por qué es mala?

Nuestra inflación, para empezar, no es excesiva. Por más que varios se indignen con lo que digo.
No es una animalada que la inflación de Argentina sea de aproximadamente un 20% anual*. No es hiperinflación, ni se le acerca, seamos serios.
La inflación no es algo malo, no es un cuco, no es la perdición de un país cuando se da en porcentajes normales.
Al contrario, decir que hay deflación es algo perjudicial, porque eso significa que hay recesión. Tener inflación significa que se está creciendo, mientras que tener deflación significa que se está ajustando.

Nuevamente repito que no soy economista.
Pero hay ciertas cosas que son cuestión de pura lógica, y por eso es que las expreso.
Como esto que les acabo de comentar.


*Varios índices privados indican que la inflación se ubica entre el 25 y 30%. Ustedes disculpen que no les crea demasiado, pero yo me guío por los bancos. Los bancos privados ofrecen créditos con tasas de entre 14% y 18%. Sería muy tonto de parte de ellos prestar dinero a ese porcentaje sabiendo que la "inflación" es el doble.
¿No creen?