
El jefe de gobierno porteño Mauricio Macri, vetó varias leyes referidas a la defensa de los Derechos Humanos (DDHH). Entre ellas, se encuentra la que creó nada menos que el Comité para la Prevención de la Tortura, destinado a prevenir tormentos en los lugares de detención e internación tanto públicos como privados.
“El Observatorio de Derechos Humanos rechaza categóricamente estos vetos que se suman a otros tantos publicados en los últimos días” con argumentos “vagos e inconsistentes, ocultando a la sociedad los verdaderos argumentos políticos e ideológicos que sustentan estas decisiones”, afirmaron en un documento.
El Observatorio de Derechos Humanos recordó que “para utilizar la facultad del veto se requiere expresar los fundamentos del mismo”, algo que no se dio en el análisis de este caso.
La ONG indicó que mediante el decreto 15/10 se vetó la ley que creaba el comité inscripto en tratados internacionales tales como la Convención contra la Tortura. Como si esto fuera poco, Macri también vetó una ley que otorga un subsidio a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (Apdh) y la norma que creaba el registro de ex presos políticos en el ámbito de la Subsecretaría de Derechos Humanos porteña.
Por supuesto que esta noticia no salió prácticamente en ningún medio. De todos modos, yo creo que aunque hubiera salido en los noticieros, el pensamiento de alguna gente hubiera sido: “a quién le interesa que les metan picana a esos villeros que te matan por $2? Quién va a mover un dedo para que no torturen a esas lacras si después de todo se lo merecen? La persona asaltada no tuvo derechos humanos cuando la robaron así que ellos tampoco se lo merecen. Tiene que haber derechos humanos para la gente de bien, no para los delincuentes. Los tendrían que matar, porque si van a la cárcel les pagamos la estadía todos nosotros con nuestros impuestos, los ciudadanos que trabajamos honestamente, y eso no es justo”.
Por suerte, hay otro tipo de gente. Gente que piensa que los derechos humanos no eligen a quién aplicarse, sino que la justicia, el estado, los debe poner en práctica frente a cualquier persona que tenga adelante. Por supuesto que los delincuentes no van a pensar en los derechos humanos de sus víctimas; qué esperaban? Si así fuera, no les robarían, ni los lastimarían, ni mucho menos los asesinarían. Pero para esos delitos existe un castigo, que se aplica por medio de un juicio y una condena. Nada más. Ni nada menos. El estado no puede ni debe ponerse a la altura de aquel que cometió el delito; sino sería el famoso “ojo por ojo, diente por diente”, sería venganza. Y la justicia no es venganza, es justicia.
Es gracioso, pero muchas veces me ha pasado que, cuando le digo a alguien estas últimas oraciones que acabo de escribir, me responden: “si vos fueras una víctima de la inseguridad, pensarías distinto”. Y mi respuesta siempre es la misma: yo fui víctima de la “inseguridad”, a mi me robaron más de una vez y nunca “pensé distinto”. La contraofensiva no se hace esperar, y me dicen: “pero vos nunca perdiste un ser querido. Si te mataran a alguien vas a ver cómo cambiarías tu manera de pensar, querrías ver que el asesino sufra”. Y la verdad es que una parte de lo que me dicen es cierta. Yo no perdí a ningún ser querido por ese motivo, y porque nunca me pasó es que no tengo ni la menor idea de cómo reaccionaría. Pero sé que hay muchas personas que perdieron familiares porque los asesinaron y jamás pidieron siquiera que los asesinos sufran torturas: se llaman Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Ellas nunca pidieron pena de muerte, ni tormentos, ni nada. Lo único que siempre pidieron es juicio y castigo; o sea, lo que corresponde. Y al igual que ellas, hay mucha gente más que perdió un familiar a manos de un delincuente que no pide nada que no sea justicia. De todos modos soy consciente de que, así como hay personas que piensan así, también hay otra gente, gente cuyo familiar fue asesinado, que piden cuanto menos el infierno para los asesinos. Y es entendible. El dolor por la pérdida de un ser querido muchas veces hace que uno sienta deseos de venganza, el sentimiento que genera en cada uno es muy personal. Pero la justicia no es una madre desesperada, ni un hermano enceguecido. El sistema judicial no es personal ni se guía por sentimientos. En una corte se supone que debe impartirse justicia, no venganza. Y yo creo que está bien que así sea.
Los derechos humanos deben ser asegurados por el estado, por todos los medios. Dos de esos medios son el Observatorio de Derechos Humanos y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, que fue quien realizó una ley para asegurarse de que no hubiera torturas en los lugares de detención. Qué loco que hace unas pocas semanas fuera la presentación de la nueva Policía Metropolitana y ahora el jefe de gobierno porteño vetó una ley que estaba destinada a prevenir la tortura. Qué loco que ese mismo jefe de gobierno porteño fuera el que, como mínimo, dejó actuar de la manera que lo hizo a la UCEP.
Qué loco todo. Aunque pensándolo mejor… será todo tan loco? O será que todo tendrá que ver con todo, aunque suene y/o sea muy loco?