
Tampoco creo demasiado en eso del cielo y el infierno. En eso de que cuando uno ya no está más en este mundo, tiene dos opciones: La opción uno que dice que vas a parar a algún lugar por ahí arriba (arriba de qué no lo sé) rodeado de nubes, aureolas, alas, gente macanuda pero macanuda en serio... en tu caso, encontrándote con 30.000 flacos y flacas más, junto a los que cantás la marchita de vez en cuando, y esos amigos te agradecen lo que hiciste por ellos y ellas, y un Perón que te recibe con los brazos abiertos y una sonrisa de oreja a oreja, al lado de una Evita con orgullo en los ojos y agradecimiento en el corazón. La opción dos que dice que te vas para abajo a que te intenten saludar Massera y Lopez Rega, quizás también te encontrás con un José Ignacio Rucci en el camino aunque capaz anda en la tercera opción que es la del purgatorio, decidiendo para qué lado arrancar.
Mucho menos creo en la idea del "destinismo". No me va eso de que "por algo pasan las cosas, siempre hay una razón". Muchas de las cosas que pasan simplemente pasan, porque sí; no quiere decir que todo tenga un por qué. Ni mucho menos que lo que pase "pase por una razón", como diciendo que está bien que así sea. Hay cosas que pasan que no está bien que así sean, y nadie ma va a convencer de lo contrario.
Menos que nada creo en los encuentros después de la muerte (qué fumado que suena eso). Pero si así lo hiciera, me encantaría pensar que te la encontraste a mi vieja por ahí, por donde quiera que estén los dos (que seguro es el mismo lugar), y que ella te dio un abrazo infinito y un gracias eterno de parte mía, y un "qué macana" que nunca te lo pude decir personalmente.
No creo en muchas cosas, la verdad. Pero en lo que sí creo es en vos, flaco. Siempre creí en vos, desde el momento en que tuve conciencia para ver, pensar y decidir creer en la política. Y hasta en eso fuiste el que me ayudó a creer.
Aunque ya no te pueda nombrar en presente para algunas cosas, aunque ya no te vea en la tele arreglándote el saco o haciendo cualquiera con el bastón presidencial, sigo creyendo en vos. Porque chabón, vos traspasaste la barrera de lo palpable, de lo cotidiano, de lo que es o deja de ser. Aunque vos te hayas ido, dejaste algo que está y que va a seguir estando, siempre que nosotros sigamos queriendo que sea así.
Y dejaste también a una compañera de oro. A una mujer con todas las letras, que tiene más huevos que todos los opositores juntos, y hasta le queda espacio.
Las creencias no son lo mío, pero hasta en eso me madrugaste. Fue por vos que empecé a creer que no todo era lo mismo, que no quería que se vayan todos, que en realidad quería que se vayan los que vendían a nuestra patria, solo esos. Y empecé a creer que otra forma de hacer política era posible, y esa forma era la que siempre me había gustado pero no sabía que existía, y todo fue gracias a vos.
Y te seguiría diciendo tantas cosas, pero tantas, Lupo querido... tantas cosas en las que me cerraste la boca por no haber creído, tantas otras en las que estaba seguro que iban a ser así y así fueron.
Pero lo que más me gustaría decirte hoy es Feliz Cumpleaños. Y otra cosa que me encantaría decirte es GRACIAS. Gracias por todo, por lo que hiciste y lo que dejaste. Por lo que me dejaste. Gracias eternas, Néstor. Gracias, gracias y gracias de nuevo.
Si la ves a mi vieja, mandale un beso, me hacés la gauchada? Y cuidala si podés, mirá que es una mina que vale oro. Nosotros acá la vamos a cuidar a Cristina con todo lo que tengamos, porque ella también es una mina que vale oro.
Feliz cumpleaños, Lupo.
Feliz cumpleaños, Néstor Kirchner.