sábado, 27 de octubre de 2012

27 de Octubre de 2010

¿Te acordás lo que estabas haciendo hace exactamente dos años?
Yo sí. De hecho, lo escribí en este blog.
Acá te dejo escrito cómo fue mi día ese horrible 27 de Octubre de 2010.


Miércoles 27 de Octubre. Recuerdo claramente que estaba sentado frente a la tele con mi viejo, haciendo zapping, y al pasar por Crónica vimos la placa "Néstor Kirchner está internado y está grave". Pasamos rápidamente a CN23 y leimos lo mismo, y yo esperaba que como otras veces, todo fuera cuento. Me acuerdo que mi viejo estaba preocupado y yo le decía confiado "dejate de joder, no pasa nada, acordate las otras veces que dijeron lo mismo y al final estuvo todo bien". Y sobre todo recuerdo ver el momento en el que la placa cambiaba y decía "Murió Néstor Kirchner", mientras la locutora no podía terminar de decirlo porque se le quebraba la voz. "No, no, no, nooo" y las manos a la cabeza, y después de eso dolor y desconcierto.
También recuerdo salir a la calle a comprar cigarrillos y ver varias caras tristes como la mía, otras asombradas que miraban a un pendejo loco que lagrimeaba solo por la vereda, y unas pocas que podría jurar se veían felices. Otra cosa que recuerdo es leer mensajes y comentarios de la gente en las redes sociales, y notas periodísticas en los portales de noticias. Y esto último es la razón del título de este artículo. (El artículo original se llamó "Una lección de historia").

Mi casa es una casa Peronista por tradición familiar (salvo unas pocas excepciones), y yo me crié escuchando la Marchita (que conozco de memoria tan bien como el himno a fuerza de repetición), escuchando anécdotas de esas épocas y no pudiendo siquiera criticar un aspecto de Perón porque instantáneamente me saltaban todos encima. Mi viejo y mis abuelos siempre me decían "vos no entendés porque no viviste esa época", "ya te vas a dar cuenta", "vas a ver que tarde o temprano te hacés Peronista".
Porque les digo, hasta ese momento, yo no había sido seguidor de ningún partido, incluido el Peronista. Claro, con el ejemplo de Men*m que asumió el año que yo nací y estuvo diez años en el poder, qué idea podía tener yo de ese movimiento más que una espantosa.
La cosa es que yo nunca me había reconocido Peronista (ojo: tampoco nunca fui "anti"), y especialmente mi abuelo trataba de explicarme lo que él había vivido en esos tiempos, el amor del pueblo hacia el General y el odio desmedido, inhumano, de algunos que fueron capaces hasta de escribir "Viva el cáncer" en una pared cuando Evita se estaba muriendo, que le decían "dictador" a Perón, que se alegraron y festejaron la muerte. Y yo nunca lo entendí.

Hasta el miércoles [27 de Octubre de 2010].

Ese día, al leer tantas palabras de odio, tanto vómito de rencor, tanto baile alrededor de un cadáver... me vino instantáneamente a la cabeza todo lo que mi viejo y mis abuelos me quisieron explicar toda mi vida. Me vino a la cabeza todo lo que pasó desde hace 7 años, todo, lo que yo defendí y defiendo y lo que otros denostan, el amor y compromiso que siento yo por este proyecto y el odio desmedido, inhumano de algunos que fueron capaces hasta de decir "qué bueno que se murió", que le dicen dictadora a Cristina, que se alegran y festejan la muerte.
El mismo odio que fue ayer, lo es hoy. El mismo, y de los mismos sectores.
También entendí en un segundo el dolor que debieron haber sentido mis abuelos cuando se les fue Evita, cuando se les fue el General, porque es el mismo que siento yo ahora con la partida de MI general, Néstor.
Y mientras yo me puteo por haber sido tan boludo, tan negado, tan funcional a esos que siempre basurearon al movimiento Peronista, mi viejo y mi abuelo sonríen y estoy seguro que piensan "por fin se dio cuenta, ahora ve lo que nosotros vemos".

3 comentarios:

Politico Aficionado dijo...

Nestor, gracias por devolvernos el orgullo y la alegría de ser peronistas!

Anónimo dijo...

Nestor sigue vivo en el corazón del pueblo.

Nah (Maple) dijo...

Hermosa nota, yo me acuerdo patente cómo fue hace dos años, todos en silencio cenando, nadie habló. Fue una pérdida muy grande. Hasta la victoria, siempre, Néstor.