jueves, 8 de noviembre de 2012

#8N ¿y entonces?

Tengo una especie de déjà vu, amigos y amigas. Me remonto al #13S y veo lo mismo. O por lo menos parecido.
Veo gente con pancartas que dicen por ejemplo "Muerte a los K y a Moreno" y recuerdo el cantito "andá con Néstor, la puta que te parió" de hace dos meses.
Veo a Cecilia Pando, como hace unos meses.
Veo gente enojada pero sin rumbo, sin razones (a mi parecer), sin timón y -lo que es peor- sin timonel, como desde hace años. Derecha desorientada y sin líder, eso veo.
Veo protestas por "la inseguridad" (reclamo genérico y eterno si los hay; como protestar por "la injusticia"), porque el gobierno "mantiene vagos", por "la diktadura", por los dólares, porque "la yegua es una comunista"...
[Parate ahí: no entendieron nada, viejo. El Peronismo no es comunista, ni el más de izquierda que te puedas encontrar].
Veo -y esto es lo más loco- gente reclamando "libertad" y protestando porque no la hay.
¿Esto se supone que es un chiste? Junto con lo de "diktadura", esto es lo más espeluznante: ¿de verdad creen que de haber una real dictadura, de no haber libertad, alguien se podría manifestar? ¿De qué estamos hablando? ¿Estamos todos locos? Decir una cosa así -siendo capaz de decirlo- es un oximoron tan grande como decir que al mudo no le permiten gritar o hablar de la fuga a pie del paralítico.
Decir a viva voz que no podés decir algo es -repito- un oximoron. Oximoron: frase que alberga en sí misma una contradicción evidente.

Ustedes perdonen, caceroleros queridos, pero no veo otra cosa más que odio en su manifestación. El mismo odio que vi el #13S. Y, si me apuran y me pongo histórico y poeta, el mismo que se vio en 1952.
Hay una gran diferencia entre estar enojado y reclamar a destilar odio. No soy tan boludo, sé la diferencia entre el uno y el otro.
En la década del '90 había enojo y reclamo porque millones perdían su trabajo, cerraban sus fábricas, sus comercios, los ramales ferroviarios, se regalaba el patrimonio estatal en forma de empresas, se creaban las AFJP, se pasaba la Ley Federal de Educación (nefasta ley de des-educación), se indultaba a los genocidas y tantas cosas más. Pero no había odio por el odio mismo. Al contrario, había amor. Amor a la defensa de lo estatal, a los derechos laborales, a la dignidad del cuidadano que se esfumaba cuando perdía su trabajo, su comercio, su jubilación.
En los primeros años del siglo XXI había enojo y reclamo porque millones seguían perdiendo su trabajo, seguían cerrando sus fábricas y sus comercios, se aprobaba la Ley de Flexibilización laboral, se recortaba 13% de los sueldos y jubilaciones, se llegaba al 25% de desocupación y al 54% de pobreza. Pero -de vuelta- no había odio por el odio mismo. Había indignación porque una cuarta parte del país no tenía laburo, porque más de la mitad de la Argentina era pobre, porque era moneda corriente ver personas revolviendo la basura del McDonalds TODAS las noches.

Lo que veo ahora es diferente. Lo que veo ahora es odio, puro y llano. Ese odio tan característico que sólo tiene la derecha más conservadora de la Argentina. Esa misma derecha que, cuando fue poder, dejó a los que menos tienen con menos todavía, y se las ingenió para que los que tenían algo terminaran no teniendo nada. Esa misma derecha.

¿Y entonces?
¿Qué pasa después del #8N?
Yo te digo lo que pasa:
Viene el 9N. Y después de eso, el 10N, y el 11N, 12N, 13N, 14N... y así, hasta que tengamos que cambiar de letra porque tenemos que cambiar de mes.
Y Cristina sigue siendo la jefa, y vos y yo vamos a trabajar, y Cristina inaugura otra obra más, y TN sigue dando matraca, y Graduados le sigue ganando a Tinelli, y llueve y baja la temperatura, para después dejar de llover y abrir paso al calor agobiante una vez más, y el 55% sigue adelante, así como el otro 45%, porque 55+45=100.
Después del "8N", todos seguimos. Estés de acuerdo con el gobierno o no, hayas ido a protestar o no.
Pero una cosa sí es segura: habremos ganado un poquito más en cuanto a democracia. Sabremos que quienes están en contra pueden expresarse en libertad, para protestar, para decir por qué están en contra, incluso para insultar y desear la muerte de la primera mandataria del país.
Porque de eso se trata la democracia: de ser cada día más libres, sin perjudicar por eso al conjunto de la población, al bien común.

Entonces: caceroleen tranquilos, marchen, deseen la muerte, recen por un golpe de estado.
Yo sonrío, por la libertad que tienen ustedes, por la que tengo yo y por la que tenemos todos hoy.
Y también sonrío porque sé que mi pueblo sigue sabiendo que este gobierno -con sus errores y aciertos- es lo mejor que le pudo pasar a la Argentina.

2 comentarios:

Barullo dijo...

Mmmmmm... mi sensación es que no. Que ahora todavía están en lo más high del efecto del narcótico. Que mañana o pasado o el lunes, cuando se les pase, va a venir el bajón. Que no van a poder metabolizar manyando dulce de membrillo.

Y entonces sentirán el síndrome de abstinencia. Y van a volver a querer probar, cada vez más seguido.

Tuqui dijo...

Barullo querido! Como siempre, un placer contar con su comentario (que le digo, estoy seguro me eleva el número de visitas... la gente entra a leerlo a usted)
No se preocupe, mi buen. No pasa nada. Y créame: no pasa nada.
Abrazo!