Autocrítica

Estoy escribiendo esto porque un compa me invitó a hacerlo. No me lo pidió, mucho menos me lo exigió. Simplemente, y a raíz de una cosa que leí, publiqué lo siguiente en Taringa:

Añadí este sendo comentario aclaratorio, por supuesto y por si acaso quedara alguna duda:

Y la verdad, amig@s míos, eso es lo que pienso, de lo primero a lo último que escribí. 

Les soy sincero (como siempre lo he sido) y les digo: reconozco que fui y soy un pendejo sacado, un puteador de primera y un necio a veces. Pero también creo que en todo este tiempo fui consecuente y sobre todo honesto con lo que pienso. Nunca escondí prenda ni dije nada de lo que no estuviera profundamente convencido. 

Sí dije cosas de las que después, quizás, me arrepentí (puteadas y agresiones gratuitas, esto es). En varias oportunidades hasta reconocí que había dicho huevadas.

Pero nunca dije algo que no pensara. Nunca.

Siguiendo esa misma línea es que ahora les digo esto:

Yo siempre tuve algunas cuestiones en las que no estaba en un 100% de acuerdo con el gobierno. Como pasa con todas las situaciones, como pasa inclusive con todas las relaciones humanas. Es virtualmente imposible estar siempre de acuerdo con todo lo que hace el otro, por el simple hecho de que nadie -absolutamente nadie- es perfecto y a la vez todo es perfectible, y siempre va a haber tantas visiones de una cosa como personas haya.

¿Pero qué me pasaba hace un par de añitos, nada más?

Me pasaba que por causa (o culpa) de la querida oposición, me sentí casi obligado a cerrar filas, a ser un "soldado" del proyecto, a no dejar filtrar ni una grieta porque una sola grieta significaba el derrumbe del modelo entero, significaba que los buitres pudieran pasar y hacernos mierda. Sentía que tenía que defender eso con lo que estaba y estoy de acuerdo pero sacando las garras, mostrando los dientes. Porque lo que había enfrente hacía lo mismo, y no era momento para ponerse en culo exquisito sino para bancar la parada.

Y así lo hice. Y no me arrepiento, ni un poquito. Lo volvería a hacer, una y mil veces.

Ahora creo que ese momento de perros rabiosos mirando con espuma en la boca pasó. Siento (y la palabra no está elegida al azar: es un sentimiento, de verdad) que es hora de bajar el escudo, de bajar la adrenalina, de respirar profundo y mirar para todos lados. Esos lados que el ayer no me permitía mirar, porque estaba tan concentrado en lo que había adelante que no me podía dar el lujo de hacerlo. Porque sino cagábamos todos. Y cuando digo todos, quiero decir TODOS.

Ahora la situación pareciera ir despejándose, como una tormenta que se aleja y deja paso al sol (sí, que lugarcomunero suena eso, ¿no?).

Y todo eso da lugar al título de mi publicación: Autocrítica.

Porque siempre hay algo con lo que uno no está de acuerdo, algo que mejorar, o algo que no gusta

La Ley Antiterrorista. No me gusta nada. Sí, sí, si miran unas entradas más abajo van a leer algo que.hasta suene a justificativo, y quizás lo sea. Pero no me gusta nada, y menos me gusta el motivo por el cual fue mandado al Congreso. No apoyo a este gobierno precisamente por obedecer al GAFI, o a EEUU o a la ONU (que es lo mismo), y no me gusta ni medio que esos soretes impongan nada, a condición de lo que sea.

Varios gobernadores, intendentes e integrantes en general del Poder Ejecutivo y Legislativo. No es porque se haya muerto ahora, pero Soria siempre me pareció una patada en los huevos. A Insfrán lo echaría sin miramientos de una patada en el tujes y le chantaría un juicio penal y político del que no se olvidaría en su vida. Scioli no me gusta, nunca me gustó y nunca me va a gustar. Creo que entiendo por qué lo conservan pero no lo comparto, es el gobernador de mi provincia y no lo quiero gobernándola. Si por mí fuera, estarían afuera él y Casal por el mismo precio. Y así algunos más que ahora no recuerdo y que, de todos modos, haría aún más largo este artículo.

La renovación de la concesión de Metrovías, tan presente en estos días con el aumento del Subte. No entiendo, no me cabe en la cabeza por qué en el 2009, en vez de no renovar y volver los Subtes al ámbito estatal, les renovaron el contrato hasta el 2017.

Fútbol Para Todos. Si bien no estoy en desacuerdo con la idea de que los partidos sean accesibles para todos los argentinos, gastar la cantidad de guita que se gasta anualmente me parece un insulto. Más cuando, si se sabe administrar bien, el fulbito podría ser una fuente de ingresos más que envidiable... cosa que no se hace.

La negación del Ejecutivo a poner por ley que los trabajadores participen de las ganancias de las empresas. Es sabido que, a menos que los obligues, los empresarios no van a darle a los laburantes lo que les corresponde. Por lo cual, una ley que estipule que el trabajador tiene derecho a disfrutar de los beneficios de su labor es la solución a los bolsillos apretados de quienes más ganan y se rehúsan a dar lo que es justo.

Política ambiental en general. Desde la época del Turco (que las hizo TODAS para cagarnos y una más) que los recursos están a manos de las provincias y no del Poder Ejecutivo Nacional. Pero aún así, la megaminería a cielo abierto (por poner un ejemplo) es algo que debe ser detenido ya. Hay grandes empresas extranjeras que se hacen la América (nunca mejor dicho) a costa de arruinarnos el medio ambiente. Y, por si esto fuera poco, no dejan nada de regalías. Un afano, liso y llano, y un daño irreparable a la tierra en la que vivimos.

Policía y fuerzas del orden en general corruptas y asesinas. Ya lo mencioné más arriba, pero el caso de Gildo Insfrán es algo que me hace hervir la sangre. Y como ese, hay miles de casos más, casi endémicos diría, que habitan en toda la Argentina. No todos los policías son HDP, esto lo sé, pero la institución está tan podrida y corrupta desde adentro que hay que depurarla, pero depurarla en serio. Y eso no se puede dar jamás con un poder político feudal y cómplice, como pasa en más de una provincia... Insfrán, por ejemplo, y la cosa es circular como verán.

Pueblos originarios. Y volvemos con Gildo. Porque lo de los QOM es sencillamente imperdonable. Y acá hago un mea culpa grande como una casa, sin saber dónde esconderme y sintiéndome muy mal conmigo mismo, porque en su momento hasta dudé de la palabra de Nora Cortiñas, cuando fue el desalojo del acampe en Buenos Aires. Pero volviendo al tema central, a los QOM... el amparo del gobierno nacional para con el gobernador que masacró a esas personas es un carozo que no puedo tragar, por más que lo intente..


Esas son las cosas que le reprocho al gobierno al que -repito- apoyo. APOYO, en presente. Quizás me olvido de algunas, no lo sé, estas son las que me salieron casi como una catarata y las que me parecen las más importantes.
Y lo digo por lo que dije al principio (no lo voy a repetir, hagan scroll-up, che) y porque de última aprendí que está bueno marcar las cosas con las que no se está de acuerdo, para rectificar, mejorar o corregir una política que uno banca.
Porque criticar no significa abandonar. Más bien al contrario. En este caso significa seguir, y en el camino marcar ciertas cosas. Porque uno cree que vale la pena.

Saludos