martes, 30 de noviembre de 2010

Otra mentira de Clarín, y van

El 23 de Noviembre pasado, el diario Clarín en su sección Economía publica una nota titulada:

Presión impositiva récord: hay que trabajar medio año para el Estado
En el cuerpo de esa nota se asegura lo siguiente:
Un asalariado que paga todos sus impuestos debe trabajar desde el primero de enero hasta el 17 de junio para cumplir con sus obligaciones tributarias. Llega a 31,5% del PBI, 10 puntos más que la que regía en 2001 y, de acuerdo al experto Nadín Argañaraz, es lo que explica el alto nivel de gasto.



Para hacer esta aseveración, Clarín dice que se basó en un estudio hecho por el experto en economía nombrado arriba, Nadín Argañaraz.
Pero... qué pasó? Que el diario digital Diario Registrado, en su edición del 24 de Noviembre, saca una nota titulada:

El engaño de Clarín sobre la presión fiscal
Y allí, se lo consulta precisamente al autor del estudio, don Argañaraz. En el artículo se explica la situación verdadera, que es la siguiente:
La nota se basa en un trabajo publicado el 17 de junio por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Nadin Argañaraz, presidente de Iaraf, aclaró que "es muy impactante la forma en que Clarín presentó la información. En el estudio, nosotros analizamos la carga impositiva legal, que es un concepto teórico, pero no la carga efectiva. Por eso, no es cierto que se trabaje medio año para el Estado." El estudio analiza la carga impositiva legal, que es un concepto teórico, pero no la carga efectiva (que se da en la práctica y es mucho mas baja) y es por eso, precisamente, que "no es cierto" que se trabaje medio año para el Estado. "Lo que hizo el diario fue que tomó el estudio nuestro de carga impositiva legal y la compararon con la efectiva de otros países, por eso la Argentina aparece en los lugares más altos" dijo a DR Ariel Barraud, economista de Iaraf.

Pasando en limpio y a lo bestia: Clarín saca una nota en la que dice que los ciudadanos deben trabajar durante medio año para pagar sus obligaciones fiscales. Esto quiere decir que medio año de sus sueldos se van en garparle al Estado. Para asegurar esto, toman un estudio hecho por Nadín Argañaraz. Hasta ahí todo bien; qué barbaridad, estos K nos sacan la mitad del sueldo de un año!!!
Pero ojo, porque como todos ya sabemos, en este diario siempre hay que buscar la trampa, aunque sea por las dudas. Y la trampa está en que en realidad, Clarín tomó los "números" legales (o sea, en la teoría), que siempre son mucho más altos que los efectivos (en la práctica). Por eso es que la cifra da tan alta, porque se basaron en números teóricos, o sea, ficticios.

Conclusión? Clarín mintió. Y no estoy diciendo que tergiversó una noticia, o que contó parte de ella, o que hizo una interpretación libre de determinado hecho. Estoy diciendo, estoy asegurando que faltó a la verdad, lisa y llanamente.
Clarín
mintió.

Una vez más.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Dónde está el redactor??? Urgente a mi oficina!!!

Yo no soy periodista (seguro que no se habían dado cuenta), y entiendo que en el apuro por sacar alguna info se pueda meter alguna que otra pata. Así y todo, estas dos cosas que encontré me dieron mucha gracia.

El embarazo de no sé cuantos nueve meses

Tampoco se sabe a ciencia cierta de qué color era el caballo blanco de San Martín, ni qué edad tenía la señora de 85 años cuando falleció, ni cuánto medía el hombre de dos metros, ni si la puerta cerrada estaba entornada, ni mucho menos si el pájaro muerto estaba con vida.


Mañana es mi cumplemuertos, qué me vas a regalar?

De todos modos no se lo tomen tan literal, chee. Es una cifra aproximada, también podría ser que tuvieran unos 58 fiambres este par de cumpleañeros.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Vamos con ese ritmo, Cristina!!!

Sencillamente genial.
Descripción que figura en el video: ¿Quién dice que Cristina no le pone onda? Remix hecho a base del rapeo oficial del lanzamiento del canal youtubero de la Casa Rosada. Por Javo. La base es de Orlando Cachaito López. Viva Perón.

Cristina Kirchner Remix

jueves, 18 de noviembre de 2010

Mano de Piedra Camaño, la impotencia hecha persona

Zarpada


Y claro, qué iba a hacer Graciela Camaño cuando Kunkel le dice "yo no dije que había que dejar de robar por lo menos dos años y después seguí robando"? Le iba a decir "vos estás mintiendo" acaso? Y si a esto le sumamos que hacía escasos minutos había tenido que desestimar las pseudo denuncias de la devota Hotton y la otra diputada que ni conozco porque a todas luces carecían de cualquier fundamento, o que pertenece a ese grupo de políticos que queman urnas o mandan tipos a bloquear accesos a escuelas porque "acá si no se vota a Barrionuevo no vota nadie" como hizo su querido esposo, actitud que se encuadra dentro del patoterismo más violento, tengo que decir que no me extraña el terrible ñoqui que le encajó Camaño a Kunkel. IM-PO-TEN-CIA se llama eso, muchachos. La impotencia de los patoteros que tienen una banca en el Congreso y que aún siendo mayoría ven que no les sale una derecha. Que me digan ahora que "los K" son violentos... violento me voy a poner yo si me vienen con ese cantito de ahora en adelante.

Hay una cosa que me llamó la atención: por qué este episodio fue cubierto por muchos medios de alcance masivo como un "escándalo en Diputados" en vez de llamarlo como lo que fue, una agresión física inexcusable de una Diputada? No me respondan, pregunta capciosa la mía jeje. Pero no puedo olvidarme del tratamiento que esos mismo medios le dieron a la piña de D'Elía, se acuerdan? Desde patotero K hasta mafioso... K obviamente, le dijeron de todo. Y cuando Moreno llevó unos guantes y un casco de box de juguete a Papel Prensa? Otra vez, que patotero de acá, que violento de allá; siempre K, por supuesto. No leí en ninguno de esos diarios "Escándalo en Papel Prensa" ni "Escándalo en la vía pública" en esas oportunidades. Y claro, cuando la agresión es hacia un opositor es imperdonable. Cuando la agresión es hacia un K, algo habrá hecho. Cada día estos muchachos resultan más obvios, aunque es obvio esto que digo.

Nota aparte: ustedes creen que Mano de Piedra Camaño le hubiese zampado semejante cross de derecha a una mujer? Yo creo que no. Se escudó tras el hecho de que un hombre no le va a responder el roscazo y por eso se lo dió, con la tranquilidad e impunidad de saber que un tipo no le va a encajar una merecidísima piña en respuesta. No hay con que darle, cuando uno es vil y rastrero, hasta detrás de ese tipo de cosas se esconde. Insisto, estoy seguro de que a una mina esto no se lo hacía. Me molestan bastante las chicas de mano fácil con los tipos, que juegan a que ellas pueden pegar porque total el nabo que está enfrente no les puede responder de igual forma. OJO - ACLARACIÓN: me molestan muchísimo más los tipos que golpean a una mujer, esos sí que son imperdonables, a una mina no se le levanta la mano nunca, esto está claro. Pero bueno, saco del medio a esos enfermos hdp y hablo de los hombres normales, esos que antes de pegarle a una mujer se cortan las manos. Cuando hay una mala persona, violenta, patotera y sobre todo maricona como Camaño, la mano se la levanta a un tipo nada más; a otra mujer no, a ver si todavía le contesta. Creo que las chicas de bien deben sentir un poco de vergüenza de género con esta oportunista señora. Y los ciudadanos de bien en general, sin importar el sexo, también. En este caso sí que vienen bien las palabras de Capusotto... señora montonera Camaño, RE-NUN-CIEEE!!! Muy bueno el programa.

sábado, 13 de noviembre de 2010

La manipulación de la información. Mi experiencia personal

Siempre se habla de que la información es manipulada a conveniencia, de que los medios no son ingenuos, que se dicen determinadas cosas de determinada manera para generar determinado impacto, que se omiten cosas adrede.
Todas esas cosas las escuchamos todos los días. Pero nunca esperé estar yo en el medio de eso. Nunca creí ser una fuente de información que hiciera que un conjunto de personas creyeran algo que no era verdad.
Pero me pasó.
Un grupo de gente creyó algo, por algo que yo publiqué, que no era cierto. Y se los quiero contar. Así que ahí va...

Hace unos días, yo andaba boludeando por Twitter cuando veo que Andrés Calamaro (a quien sigo) publica unos tweets hablando de política. Me fijo rápidamente de qué se trata, y me parece que está bueno para publicarlo en una comunidad de la que soy parte en Taringa. Así que agarro y lo publico, con este texto:

A Calamaro le saltó la térmica...
Y entró a repartirle a la izquierda.
Qué pasó? En el sitio Razón y Revolución, que en su "quienes somos" se reconoce como una organización cultural que combate la ideología burguesa en todos los ámbitos de la vida social, hicieron pelota al disco El Salmón.
Parece que a Calamaro esto no le gustó mucho, porque en su Twitter escribió esto (Ehh este soy yo, Tuqui el del blog... les aviso que pongo algunas partes, no todo, porque sino se hace eterno):
"Esa formula para menospreciar las virtudes del SALMON me las se de memoria y tambien tengo formas de reirme de otras cosas...
La desopilante historia de la militancia socialista y comunista en Argentina es una chicana que no pienso transitar...
Mal hacen los viejos troskystas en mirar al ombligo rojo (que no vuela sobre argentina); hay una sola forma de hacer cosas en politica...
y la izquierda revolucionaria es contradictoria y tiene la tendencia en dividirse siempre; si hay cuatro diputados se dividen en 5 grupos (totalmente de acuerdo con vos, Andrés...)
A mi no me apura un viejo boludo con la chicana de Aníbal Fernandez... igual aplaudo que se dejen matar en estaciones de tren" (comentario desubicado como chupete en el ocote)
Y bueno, así siguió un rato, pero el tema no es ese. El tema es qué pasó con lo que yo publiqué.

Qué pasó con lo que yo publiqué?
Pasó que los amigos de la comunidad (creo que ya mencioné que lo puse en Taringa) empezaron a dejar comentarios. Pero casi la totalidad de esos comentarios eran dirigidos al PO, todo se centraba en eso. Todos los comentarios, o la mayor parte de ellos, iban para ese lado. Algunos decían "y sí, que querés con estos del PO, aguante Calamaro", y otros "Calamaro que se dedique a componer, no tiene nada que reclamarle a los cuadros del PO". Y así estaba la cosa, que el PO era una mierda porque lo había atacado a Calamaro o que el PO era una maravilla por esa misma razón, pero más allá de cualquier opinión, estaba claro que el PO le había dado con un caño a Calamaro.

Pero cómo era la posta? La posta era y siempre había sido así: el diario digital del PO había publicado un artículo por demás elogioso para con El salmón (disco de Andrés Calamaro). Qué sucedió? Que otro diario online, Razón y Revolución (deja vu? no, miren al principio de la nota) agarró ese artículo y le entró a dar. Lo hicieron pelota al PO (que esa era su intención inicial no se por qué, serán antagonistas, desconozco) y en el camino, a El Salmón.
Así que, si siguieron este artículo hasta acá, se habrán dado cuenta de que el PO, en realidad, se portó excelentemente bien con Calamaro. Los que se portaron "mal" fueron los muchachos de Razón y Revolución.

Pero y entonces por qué la gente en Taringa se puso a putear al PO?
Porque yo, cuando publiqué el artículo, omití la parte quizás más importante, que es la historia de la noticia. Puse solamente que Calamaro se había enojado "por una nota" y había dicho una serie de cosas, sin especificar cómo venía la mano. Y da la casualidad que entre esas cosas que decía Calamaro, se mencionaba implícitamente al PO. Y entonces la gente que lo leyó, sin saber que en realidad el PO había elogiado a Calamaro y otra publicación de otra corriente lo había denostado, pensó que el PO era el que había "ofendido" a Andrés, cuando en realidad había sido al revés.

O sea que yo, al publicar un relato por la mitad, lo que hice fue tergiversar una noticia y cambiar la visión de ella, sin querer por supuesto pero lo hice. Tal es así que hubo gente que defendió al PO ante Calamaro cuando en realidad el PO nunca lo había atacado.
Qué loco, no? Y eso que jamás quise hacer una cosa así. Como dije en mi comunidad de Taringa (lo encuadrado en rojo, si no lo ven bien... click en la imagen):



Menos mal que ahí mismo, en la comunidad, un compañero (que no es K para nada) me hizo sentir un poco mejor (click en la imagen para ver mejor)


Pero como sea... ahora entiendo un poco más el valor que tiene la información, aunque esto que les diga y este ejemplo que les acabo de dar les parezca idiota. Y también entiendo un poco más -aunque parezca idiota nuevamente- el poder de la "credibilidad" y todo lo que eso conlleva. O lo que debería conllevar por lo menos. Porque está más que claro que algunos periodistas no lo toman así, y hacen usufructo de la confianza que se les tiene para vender más de una mentira. Diría que a todos ellos les debería dar vergüenza pero estaría hablando al pedo... o sea, qué vergüenza? Si no tienen.
De todos modos, hay muchos periodistas que sí tienen sentido de la verdad y de la honestidad intelectual, y a ellos los respeto muchísimo. Periodistas que honran su profesión y que están bastante cerca de la altura de Mariano Moreno. Y eso es decir mucho, no me digan que no. En esos periodistas es en los que pienso. En esos periodistas es en los que pensé cuando leí todos esos comentarios y dije "no, pará, qué pasó acá? Esto lo tengo que arreglar, no es así", porque entendí que había publicado, sin quererlo, una mentira. Chiquita o grande, tascendente o intrascendente, menor o mayor, a propósito o sin querer, importante o nula... pero mentira. Eso para mí era lo que importaba, y eso para mí es lo que importa.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

No me rompan las pelotas!!!

Este va a ser un artículo corto, sin fotitos y sacado, descolgado, no pensado, ado, ado, ado... el calificativo que le quieran poner, poco me importa. Esta nota es en respuesta a toooodos aquellos que me preguntan enojados, indignados, impregnados (?), enervados... "y vos quién te creés que sos?"

Y yo quién me creo que soy??? Yo me creo que soy Fernando Blanco, más conocido como Tuqui, laburante, Kirchnerista hasta las pelotas con todo el orgullo que me abarca el cuerpo, dueño de un blog, pendejo sacado, defensor del proyecto Nacional y Popular, amigo de zurditos del orto, de putos, de negros de mierda, de Bolivianos, de Peruanos y de la puta nacionalidad que se te ocurra porque somos uno solo. Me creo que soy el que no es "anti" nada a no ser que sea anti muerte, sino soy todo pro (perdonando la sigla), todo apoyo. Soy todo apoyo a este gobierno, soy todo apoyo al gobierno que lo precedió, soy todo apoyo a futuro y no... no apoyo por ningún chori ni por ninguna Coca, no apoyo por eso... pelotudos!!! Nadie me da nada, no se dan cuenta??? Y si no se dan cuenta váyanse a CAGAR, me importa tres mierdas, nadie me da nada a excepción del dueño del kiosco en el que laburo, que me da un sueldo.

Soy este que leen, el mismo que siempre defendió lo que piensa y que, esto sí que lo digo con convicción, el que siempre va a defender lo que piensa, y que por eso algunos "opositores" me dicen que me respetan. Pero esto no quiere ser un autobombo, o por lo menos no un autobombo tan evidente así que no voy a ahondar en los opositores respetuosos.

Esto me creo que soy yo, porque esto soy yo. Y al que no le gusta, se jode. No me agrada demasiado esa onda de "ehhhh yo soy así, jodete puto", pero hay momentos en los que no cabe otra cosa. Fernando, o sea yo, soy este. El que defiende con uñas y dientes a este gobierno pero no porque sí o porque me den un chori y una birra, sino porque este gobierno me dio casi todas las cosas por las que siempre peleé. Cristina me garpa, es verdad, debo admitirlo. Me garpa con un país mejor, con esperanza, con hechos concretos. No creo que las billeteras de los opositores puedan pagar esa cifra.

Este soy yo.
Y les guste o no les guste, no me rompan las pelotas.

martes, 9 de noviembre de 2010

Derecha en al... to!!! Dios, Patria o Leche!!! Digo...

Es sabido que Wikipedia no es una fuente lo que se dice confiable. Digo, cualquiera sabe que extraer contenidos de esa especie de enciclopedia virtual es un riesgo, porque uno nunca sabe si la info va a resultar ser cierta o un derrape de un Wikipedero (andá, me inventé una palabra) intentando hacer una broma... o un poco de justicia.
Pero parece que los muchachos de Crónica andaban muy apurados como para fijarse en esas pequeñeces cuando quisieron publicar una nota online sobre la vida del dictador genocida Emilio Massera, fallecido ayer.

(Click en la imagen para ampliar)



Decile NO al Copy-Paste, cabezón!!! Aunque debo decir que en esta ocasión...
(Imagen extraída del diario La Verdad)

lunes, 8 de noviembre de 2010

Nosotros

Continuando con el ciclo Afánele los escritos a alguien en vez de hacer uno Usted, les dejo esta carta de Pablo Marchetti (Director de la revista Barcelona) que es tan larga como buena. Resalté algunos párrafos en negrita porque me parecieron excelentes, pero todo el texto es muy bueno. Tómense un tiempito y leanlo, vale la pena.



En el final de la cola, unos ocho metros antes del féretro, en uno de los corredores de la Casa Rosada, una piba llora. Sí, una piba: 16, 17 años, como mucho. Divina, cándida, antelical. Una chica que bien podría uno imaginarse llorando así con una novela del Cris Morena Group o con la llegada de los Jonas Brothers, aunque un poco más hippona. Si Néstor Kirchner hubiera sabido que lo iba a llorar una piba así capaz que no se moría.

Ok, lo que acabo de decir es una reflexión machista, pelotuda, lo que quieran. Olvídense. Pero a ver si queda claro: la plaza de Mayo y sus alrededores se llenó de pendejas y pendejos divinos, pibes muy chiquitos, adolescentes y jóvenes conmovidos por la muerte de Kirchner. Pibes que transformaron en hit el canto “andate Cobos, la puta que te parió”, o su versión extendida: “Andate Cobos y llevate a la Carrió”. O sea, pibes y pibas que hicieron su lectura política del asunto. Pibes y pibas militantes.

Todos putos
Un pibe escribe con aerosol, en el piso, sobre la avenida de Mayo, casi Bernardo de Yrigoyen, Néstor VIVE, y sobre cada una de las V de la palabra VIVE escribe una K, reemplazando la P peronista del PERÓN VUELVE. Me río: se lee KK. O sea, caca. Evalúo por un momento la posibilidad de compartir mi hallazgo con el pibe que escribe con aerosol. Y lo imagino contestándome: “De caca te voy a llenar la cabeza, puto”. Pero no, descartado. El pibe no diría eso. Parece más un pibe que pudo estar tomando un colegio anteayer. Más rockero que cumbiero. Clase media porteña, laburante. El pibe de la fotocopiadora, ponele. Hasta es probable que ni sea peronista. Nada de “eh, puto”. Y menos ahora que a su lado pasa una columna (bueno, un grupito con pancarta), unas treinta personas que llevan orgullosas el cartel que dice “Putos peronistas”.

Sí, los putos y las travas también. En la fila, a ocho cuadras de Plaza de Mayo, está Marlene Wayar, la hermosa Marlene, altísima, flaca, ojos enormes, sonrisa transparente, la voz más lúcida de la diversidad sexual, el pensamiento más sexy del país, una travesti que no cree en el matrimonio pero cree en la igualdad. Quién lo hubiera dicho, Marlene en la fila para ver a Néstor. ¿O debo decir “en la cola”? Sí, Marlene en la cola de Néstor, que esta noche es también promiscua y libertina. Que esta noche es todos con todos, todas con todas, todos con todas, todas con todos, todo con todo. Esta noche, la del pastiche que supimos conseguir. Unámonos. Abracémonos. Te amo, Marlene. Qué bueno que estés acá.

Noche de abrazos
Esta es una noche de abrazos. Me abrazo con Marlene, me abrazo con Claudia Acuña (bueno, con Claudia siempre nos abrazamos), me abrazo con Mariana Collante, me abrazo con Eduardo Anguita (sí, aquí estoy, Eduardo, ¿dónde iba a estar?), me abrazo con Dani Tavarone (Dani, qué linda sorpresa, tanto tiempo), me abrazo con Maxi Vecco (responsable de los videos de ¡Mueva la patria!), me abrazo con mi compadre falopero Felcho Marquestó (nos encontramos de casualidad; él fue a la plaza con Ramón, su hijo de 8 años), me abrazo con el gran Poroto D’Addario, exquisita pluma chabona de Página 12, que está haciendo la cola a la altura de Bernardo de Yrigoyen entre Avenida de Mayo y Rivadavia, me abrazo con Juampi Pichetto, a quien hace años que no veo, y en qué andás, y me cuenta que está haciendo Clase Turista, y me alegro, qué buen programa, y nos fumamos esa tuca que queda, qué bueno vernos, pensamos, y claro, cómo no íbamos a estar acá.

Aquí estamos. Con esa bola de nervios, esa bola de cagazo y esa bola de emoción al vernos, al constatar eso, que aquí estamos. Somos bien distintos y de repente nos damos cuenta de que también podemos ser bien iguales. O que, bueno, esto es lo que nos une. Que no debería haber rencores a partir de esto. Que sí, después da para discutir, para cagarnos a puteadas, a bardearnos, a mandarnos a la concha de nuestras madres o a la puta que nos parió, que si ya llegaron los putos es probable que en cualquier momento también lleguen las putas peronistas, y tampoco tengamos miedo a volvernos un poco trogloditas (o a seguir siendo peronistas, como prefieran), ahora que todos estamos aprendiendo a ser más correctos. Pero siempre teniendo en cuenta esta noche. A bardear, a discutir, pero sabiendo cual es nuestro lugar en el mundo, dónde vamos a marchar cuando las cosas se pongan pesadas. Pensemos en Néstor.

Pensemos
Eso, pensemos en Néstor. No por obligación, sino porque eso es lo que nos sale: pensar, reflexionar, intentar hacer política. Porque después del abrazo, del reconocernos, de la certeza a mitad de camino entre el “qué bueno que estás acá” y el “claro, cómo no ibas a estar acá”, llega la discusión, la reflexión. Si hay algo para lo que sirvió esta noche es para constatar un par de cosas que, hasta hoy, no eran más que cuestiones que se afirmaban sobre la intuición. Ahora nos damos cuenta que era verdad, que la política había vuelto, que la militancia había vuelto. Y esta, la noche del Chau Néstor es la noche de la política y la noche de la militancia.

La vuelta de la política. La vuelta de la militancia. La vuelta de los pendejos a la militancia. Pensemos en Néstor. No, no fue Néstor quien construyó todo esto. Si Néstor fue apenas un gobernador peronista de los 90. Un gobernador de una provincia petrolera que estuvo en la primera línea de combate de la privatización de YPF. Un aliado de Menem y Cavallo. Un tipo al que, antes de llegar a ser presidente, jamás le importó lo que decían los movimientos de derechos humanos, que jamás se preocupó por los crímenes de la dictadura y que, encima, era el candidato de Duhalde.

Sin embargo, Néstor no sólo no defraudó, sino que sorprendió. Uno no esperaba casi nada y el tipo se mandó con varias cosas inéditas y esperanzadoras. Y siguió, aunque todas podrían resumirse en una: no tengo claro si Kirchner era mi amigo, pero estoy seguro de que irritaba a mis enemigos. No sé si a todos (las críticas que tuve, tengo y tendré tienen que ver con eso, con aliados impresentables), pero sí a muchos. Demasiados para los que nos tenía preparada la historia argentina. Y estas cosas sólo se pueden medir en perspectiva histórica.

Juan Domingo K
Más allá de las críticas que puedo tener, creo que Néstor Kirchner (él y Cristina) fue el mejor presidente de la Argentina en los últimos 50 años. O, más precisamente, el mejor desde Perón, desde el primer peronismo, el de los 50. O, para decirlo en términos más constatables, fue el que más se enfrentó a mis enemigos y a los enemigos de toda la gente que vino esta noche. Por eso hay tanta gente que dice “yo no lo voté, pero aquí estoy”, “yo no soy peronista, pero aquí estoy” o “yo soy de izquierda, pero aquí estoy”, como me dijo el pibe que subía al lado mío por las escaleras mecánicas del subte E, cuando llegué a la plaza el jueves a la tarde.

Sí, el mejor desde Perón. Juan Domingo Perón, para más datos. Un milico con simpatías por el Eje durante la Segunda Guerra Mundial, que participó en los primeros golpes de Estado de la Argentina, como oficial del Ejército. Un tipo del que no había mucho que esperar, o más bien de quien se podía esperar lo peor. Sin embargo…

Como Perón, Kirchner hizo mucho más que lo que se esperaba de él. Pero hay algo más que identifica a ambos líderes, a ambos presidentes. Está claro que el peronismo es algo mucho más trascendente, mucho más complejo y mucho más rico que la figura de Juan Perón. Pues bien, si el kirchnerismo es esta plaza, si son esos pibes (y también esos señores, esas señoras, esos laburantes, esos viejitos, esos putos, esos fumones, esos oficinistas, esos fans de 678, esos flacos que se están tomando una birra, toda esa gente que hace seis, ocho, diez horas que está haciendo la cola para pasar 30 segundos a cinco metros del ataúd cerrado donde está el ex presidente), está claro que ese movimiento político y social trasciende con creces a Néstor Kirchner.

No, Néstor no construyó todo esto, pero Néstor fue quien lo leyó. El emergente y, al mismo tiempo, quien abrió el juego. Olvidémonos de la lista de virtudes (Corte Suprema, estatizaciones, juicios a los represores de la dictadura, asignación universal, integración continental) y defectos (pejotismo, mineras, petroleras). En otro momento podemos discutir todo eso. Ahora es el momento de centrarse en el principal logro de este Gobierno: la militancia.

A lo chori
“Chipa, chipa”, grita la paraguaya, sentada en un banquito, con su puestito improvisado donde vende el modesto manjar guaraní. Chipa y no chipá, que quede claro. Acaba de llegar, son las once de la noche. “A la rica chipa”. A su lado, una mujer vende pósters con la foto de Néstor y Cris, y papeles y fibrones. ¿Para qué? Lo aclara en el papel que tiene escrito: “Néstor, siempre con vos”, dice el papel, escrito con fibrón. Que cada uno escriba lo que quiera, pero que todo el mundo sepa que puede escribir cosas como esa, como una forma de hacer catarsis o de romper el cerco mediático de Clarín.

Más allá, un tipo comienza a prender la parrilla. “El chori y el paty salen como piña”, me dice un parrillero que está prendiendo otro fuego porque ya agotó stock y va por el ballotage. Se venden también banderas, cintas negras, escarapelas. Y para beber, gaseosas, cerveza, café. Me cuenta Mariano Lucano (estoy caminando por avenida de Mayo con él y con Flavia, su novia) que en el entierro de Alfonsín (no, no fui) no había choris ni nada de eso. Pero que, a cambio, el McDonalds de enfrente del Congreso estuvo abierto toda la noche.

Acá los negocios están cerrados. Los bares bajaron sus persianas después de la medianoche y sólo quedan algunos, poquísimos, maxikioscos. Por eso a la una de la mañana se siguen prendiendo parrillas. Puede parecer liturgia peronista, pero acá los compañeros tienen hambre. Y el chori se cobra, eh. No se regala, eh. Que acá no hay micros, no hay aparato, loco, eh. Nadie vino por el chori y la Coca. Ni siquiera vino por Néstor. Acá la gente, la mayoría de la gente, vino a hacer el aguante y a no sentirse tan sola. Vino a tratar de dejar claro que esta vez no, no nos van a volver a cagar.

Qué grande sos
Sí, claro, los pendejos. Sí, claro, la clase media progre. Sí, claro, los zurdos, los intelectuales, los universitarios, los profesionales. Por supuesto, todos ellos están. Pero también está el peronismo. También está la gente que se tuvo que tomar tres bondis para ver el cajón. Está Zulema, que vino de San Justo. Está la gente del Docke y otros que vinieron desde las provincias. También están (en primera línea) los militantes peronistas de veintipico, de treintaipico, esos productos tan típicamente Néstor que volvieron a sentir orgullo de ser peronistas. Que cantan la Marcha y se emocionan y hacen emocionar a quienes alguna vez nos emocionamos cantando la Marcha.

Otros hits: “Olé, olé, olé/ Nestoooor… Nestoooor”, con acento en la “o” alargada final. Pero sobre todo uno, bien peronista, que advierte: “Che gorila, che gorila/ no te lo repito más/ si la tocan a Cristina/ qué quilombo se va armar”. Ese y el de Cobos son los más escuchados. Los pibes proponen, advierten. Nadie dice boludeces, ni nadie evoca fantasmas. Hay un mensaje concreto: no jodan. Y viendo toda esa gente, sintiendo la emoción y la onda que hay en el aire, por un momento da para el entusiasmo, da para pensar que quien sabe, tal vez…

Oficialitis
Néstor irritó a nuestros enemigos y más allá de las diferencias, más allá de las medidas y aliados impresentables, más allá de la minería y el pejotismo, el espanto que generaban esos enemigos siempre pudo más. Y cada vez que alguno de estos enemigos mostraba los dientes y las uñas daba ganas de volverse más K que Orlando Barone. Sí, lo confieso: muchas veces, escuchando a Biolcatti, leyendo a Morales Solá o a Mariano Grondona o viendo algunos títulos de Clarín me dieron ganas de pasar por la galería Bond Street, tatuarme la cara de Néstor y Cris en la espalda y después salir, ir al estudio de Canal 7 donde se graba 678 y decir: “Mirá, Barone, a que vos no tenés un tatuaje así, soy más oficialista que vos”.

Desde el miércoles, cuando Néstor la quedó en Calafate, las bestias comenzaron a mostrar los colmillos. Son los mismos simios gigantes que quisieron dictarnos lecciones republicanas impresentables luego del velorio de Alfonsín, sin olvidar que ellos habían odiado a Alfonsín. Pero claro, Alfonsín se quedó ahí. Lo intentó tibiamente, arregló, no supo. Sí, por supuesto, vivió modestamente, no como estos millonarios santacruceños. Pero políticamente terminó devorado por sus enemigos, sin siquiera haber atinado a pelear como es debido. Se confió, actuó como una persona y, como tal, creyó en la humanidad de las bestias que lo rodeaban.

No, Néstor no era de esa estirpe. Néstor peleaba. Por eso, como bien dice Beatriz Sarlo, prefirió no convertirse en patriarca y morir luchando. Por eso, en su despedida, no hubo ningún Biolcatti, ningún Cobos, ningún Morales Solá, ningún Duhalde. Sí, claro, nadie se alimenta de vidrio: sí hubo un Scioli o un Gioja. Pero otra vez: se podrá criticar a los amigos, pero nunca se dudará de la calaña de los enemigos. Porque lo mejor de Néstor era cuando no dialogaba con quienes reclamaban diálogo pero en realidad querían exigir, y cuando se peleaba con quienes merecían que los cagaran bien a trompadas.

No se trata aquí de comparar entierros. Pero no sólo es necesario dejar en claro que a Néstor lo despidió por lo menos el doble de la gente que le dio el último adiós a don Raúl. También sería bueno recordar que entonces hubo algunos imbéciles que destacaron lo masivo del entierro de Alfonsín (que lo fue) y presagiaban una muerte en soledad para Néstor. Que la chupen, que la sigan chupando. Vos, gorila republicano, la tenés adentro. ¡Vamos todos! “Tomala vos/ dámela a mí/ el que no salta/ es de Clarín”.

9 años no es nada
Camino con Mariano Lucano y de repente tengo un dejà vu. ¡Esto parece el 2001! Cuando también caminé con Mariano, por estas calles, dos años antes de Barcelona. Bueno, no, nada que ver: todo está tranquilo, no hay represión, ni siquiera un poquitín de clima tenso o jodido, ni siquiera una pizca de paranoia. Hay miedo, sí, pero es un miedo por el devenir político, no por el presente, no por la caminata por estas calles. Y hay que decirlo aunque suene pelotudo o inocente: hay esperanza. Por lo demás, estamos como entonces. Nueve años no son nada. Somos los mismos que entonces. Y algunos otros, más pendejos, que podrían haber estado ahí.

Mariano me cuenta que ayer se cruzó con Diego Parés (el dibujante que mejor retrató el 20 de diciembre de 2001) y con el Niño Rodríguez. Me imagino que deben estar (como Mariano, como yo) descosiéndose el cerebro pensando en qué carajo van a decir, qué corno es lo que van a dibujar de todo esto. A mí se me enquilomba todo. No puedo parar de pensar, como todos los que estamos aquí. Como no podemos (sí, lo bueno de esto es lo fácil que es pasar del “yo” al “nosotros”) dejar de sorprendernos y emocionarnos, como todos los que estamos aquí.

Gracias totales
Aquí abunda el análisis político al paso. Lo admito, no puedo parar de hablar con todo el mundo. Charlo, discuto (ya lo dije, ¿no?). Por supuesto, se habla de quién ocupará el lugar de Néstor. Quién se bancará al PJ, quién evitará el aluvión Scioli, cómo hacer para no cagarla en este momento político que, bien manejado, puede ser bastante favorable para una salida digna. O sea, para evitar que el Mal Mayor se haga cargo del asunto. Y para neutralizarlos por un buen rato. El precio a pagar puede significar el convencimiento casi religioso de que aquello que considerábamos el Mal Menor se transforme de repente en un Bien Aceptable. O al menos que mude su domicilio a los suburbios del Bien, a pocas cuadras del Riachuelo o la General Paz del ideal ideológico.

Más allá de la especulación macro política, el verdadero desafío es ver cómo articular todo esta voluntad colectiva, este montón de ganas, de abrazos y de emoción al margen de toda especulación electoral. Por supuesto, lo electoral existe y es relevante. Pero nadie piensa en Máximo o en Alicia por aquí. Ya se verá si el hijo presidencial puede realmente ser una opción y si eso realmente puede ser bueno. Por el momento, parece tener menos carisma que Fabián Matus, pero estos momentos suelen hacer milagros. Si no, mírenlo a Ricardito Alfonsín.

Lo que realmente importa ahora es cómo salir de esta plaza. Y lo más importante, cómo hacer para volver a encontrarnos todos aquí, con esta misma emoción, con esta misma fuerza. Cómo tener la certeza de que, si nos joden, aquí vamos a estar. Aguantando los trapos. No los de Néstor ni los de Cristina. Los nuestros, los de los montones de personas que no queremos que nos rompan las pelotas. Los de todos aquellos que estuvimos horas y horas esperando para ver durante 30 segundos un ataúd cerrado, porque sabíamos que allí adentro había un tipo especial.

Un tipo que no fue ni un héroe revolucionario, ni un gran ideólogo, ni siquiera alguien muy parecido a nosotros. Sin embargo, ese tipo fue quien hizo el milagro de juntarnos, de hacernos tomar conciencia de que somos un montón y de darnos cuenta de que hay ciertas cosas que no vamos a permitir. Bueno, no exageremos, que somos frágiles. Pero al menos ahora sí tenemos claro que hay cosas con las que no se jode. Por eso, aunque sólo sea por eso, gracias Néstor.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Las dos plazas

En estos días me estuve encontrando con tantas cosas hermosas que hablan de mi General (ya sé, Néstor no tuvo nada que ver con la onda militar, pero para mí es MI General y siempre lo va a ser) que la verdad puede parecer que ando vago, pero no. La verdad es que hay tanta gente que dice las cosas mucho mejor de lo que yo lo podría hacer jamás que me parece casi un insulto "taparlas" con mis derrapes. Esta vez les traigo una editorial de Vicente Battista, escritor argentino el, que me pareció excelente. Espero que les guste tanto como me gustó a mi. Ahí vamos.


Mi padre fue antiperonista, aunque lejos estaba de ser gorila. Carpintero y socialista, en 1946 votó por la fórmula Tamborini-Mosca. Poco después, frente a cualquier progreso social impuesto por el flamante gobierno peronista, aseguraba que esa conquista integraba la agenda de Alfredo Palacios. Me crié en una familia de clase obrera que, paradójicamente, no celebraba las mejoras cosechadas para su clase. En septiembre de 1955, con mis victoriosos 15 años, deambulaba por plaza San Martín festejando la caída de Perón cuando de pronto alguien clavó un distintivo en mi solapa. Era de metal dorado, mostraba una V y sobre la V una cruz. ¿Qué hacía esa insignia en la solapa de alguien que se proclamaba ateo de izquierda? Aquella tarde comprendí que estaba en el sitio equivocado, tiré el distintivo a la basura y me marché de esa plaza.

Nunca me consideré gorila, pero siempre evité votar al peronismo. En 2003, y ante la posibilidad de un nuevo gobierno de Menem, busqué la boleta de Néstor Kirchner, aunque dudé a la hora de colocarla en la urna: el hombre venía de la mano de Duhalde, una circunstancia que auguraba futuros desastres. Un año después persistía en mi condición de no ser peronista, pero no me molestaba que me consideraran K. Esa letra inevitablemente remite a Kafka; a Joseph K, que será juzgado y condenado sin entender nunca por qué, y al agrimensor K, que jamás logra entrar al castillo, quizá porque siempre estuvo allí. Aquella K que era sombra y angustia, ahora podía leerse desde la esperanza y la alegría: nucleaba muchísimas propuestas por las que había bregado toda mi vida. En 2007 voté a Cristina Fernández, sin el mínimo asomo de duda.

Lamentablemente, hoy cierta izquierda, con idénticos genes de aquella que en 1946 se acopló a la Unión Democrática, hace causa común con la peor derecha. Repite los errores de ayer. Esto escribió Scalabrini Ortiz en 1943: “No debemos olvidar en ningún momento –cualesquiera sean las diferencias de apreciación– que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son limitadas. No se trata de optar entre el Gral. Perón y el Arcángel San Miguel. Se trata de optar entre el Gral. Perón y Federico Pinedo. Todo lo que socava a Perón fortifica a Pinedo, en cuanto él simboliza un régimen político y económico de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento vivo del país”. Vale la pena recordarlo para no tropezar una vez más con la misma piedra. Sabíamos que en 2011 la presidencia iba a estar en manos de Néstor o de Cristina. Poco importaba que fuera él o que fuera ella, ambos respondían al mismo modelo y ambos habían formado una dupla admirable. Y de pronto, a Néstor Kirchner se le da por morirse.

El miércoles 27, camino a Plaza de Mayo, recordé la plaza San Martín de medio siglo antes. Aquella vez bastaba con mirarles las caras y los gestos a quienes festejaban la caída de Perón para descubrir que detrás de esa presunta alegría faltaban las ilusiones y sobraba el rencor. Entonces yo tenía 15 años pero me sentí cargando el desasosiego de un hombre de 70. Ahora, a lo largo de tres días de octubre, en la Plaza de Mayo se lloró la injusta muerte de un hombre justo. Hubo muchas lágrimas, es cierto, pero detrás de esas lágrimas conmovió el fervor de una juventud cargada de futuro que de pronto, y sin más vueltas, recuperaba la esperanza. Era obra de ese hombre que estábamos despidiendo, de ese político tozudo y desprolijo, alegre y apasionado, que vino del sur para hacernos ver que no todo está perdido. Entonces, con mis 70 años me sentí un joven de 15.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Perdón, flaco

Por Pablo Llonto

Lo que te puteamos, Flaco. Las cosas que dijimos de vos cuando en la imbécil tentación del engreído revolucionario decíamos de vos, el monigote de Duhalde.
Las marchas que te hicimos. Queríamos decirles a los argentinos que estabas dilapidando nuestra plata dándosela en bandeja al FMI.
Cuántas palabras envueltas en desprecio y sorna. Instruidos en las sabias esgrimas marxistas, enumerábamos los siniestros enemigos de los que te rodeabas. Casi, casi, te ordenábamos que fueses puro. Como nosotros.
En los rudos textos, en las vehementes intervenciones radiales, despedazamos tus confusas relaciones con el poder. Claro que sí, qué otra cosa era un hombre saludando a Bush con una sonrisa. No prestabas atención a nuestra pedagógica manera de llevar adelante el protocolo.
El propósito era que nos escuchases. Que leyeras nuestros volantes, nuestros afiches, nuestras banderas. Tenías que hacerte, de un día para otro, justiciero expropiador de todos los sinvergüenzas.
Tenías que rendirte ante nuestras luchas.
Queríamos ser testigos de un milagro que honrara a nuestros santos leninistas: la conversión acelerada de un político burgués a tigre trotskista, como aquel que posa en nuestros posters.
Queríamos verte echando a todo tu staff, tus ministros, tus amigos, tu familia, desprendiéndote de cuentas bancarias, bienes, alquileres. Si era posible Flaco, tenías que tirar los mocasines y la birome Bic. Y desafiliarte del PJ.
Un día, Flaco, nos enteramos que hablabas en la ESMA. Que entrabas allí con las viejas y con los hijos. Pedazo de oportunista, dijimos. Luego, procuramos escuchar bien aquello que decías.
"Como presidente de Argentina, vengo a pedir perdón en nombre del Estado nacional por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades".
Carajo. Exasperabas nuestra incredulidad eterna. De pronto, un presidente argentino, de la Casa Rosada, les pedía perdón a las Madres; a las mismas Madres que un tiempo atrás (diciembre 2001) habían sido gaseadas, mojadas, arrojadas a caballos por los infames de la Casa Rosada.
Ebrios de indiferencia, pensamos que debíamos aplaudir ese gesto, no más de 24 horas.
No podíamos ser aventurados en el elogio. No tolerábamos que no cumplieras, una a una, todas nuestras utopías.
Ni cuando aprobaste la jubilación para los que no tenían aportes. Incluida nuestra vieja, y nuestra suegra.
Ni cuando le brindaste a Chávez, y a otros, el escenario adecuado para mandar a la misma mierda, el asesino ALCA.
Ni cuando le sacaste el fútbol de las manos al pulpo eterno.
Ni cuando quisiste poner un poco de justicia con la 125 cumpliendo tu máxima peronista de llegar al fifty fifty.
Ni cuando desafiaste a Clarín y sus tentáculos.
Ni cuando ideaste el final del monopolio de Papel Prensa.
Ni cuando impulsaste el matrimonio igualitario.
Ni cuando te enojaste con las claudicaciones de la ex intachable Corte.
Ni cuando apagaste las privatizaciones de Aerolíneas, el saqueo de las AFJP, el choreo macrista del Correo.
Ni cuando te extenuaron los impostores, los Alberto Fernández, los Lavagna, los Solá, los Cobos, los Pedraza.
Ni cuando apoyabas una ley que resolviera un cacho de participación en las ganancias.
Ni siquiera cuando tu última opinión sobre los burócratas sindicales contenía una frase premeditada: “hay que dar con el último de los autores intelectuales del crimen de Ferreyra”.
Ahora que estás en Santa Cruz, rodeado de los combativos mineros de Río Turbio que adorábamos en los 90, ahora es como un poco tarde, Flaco.
Queríamos decirte simplemente que los anarquistas somos, a veces, muy de vez en cuando, un laberinto de contradicciones. Y que pensábamos votarte.
Era nuestra mínima y secreta manera de pedirte perdón.